lunes, 27 de julio de 2009

Las mujeres son imposibles

Adjunto el enlace a este artículo aparecido hoy en Público (llegáis clicando en el título). Honestamente, merece una lectura detenida. ¡Excelente!

martes, 7 de julio de 2009

Cuerpo de mujer y cuerpo de humano

¿Alguien “en el público” que no sepa quién es Lorena Bobbit?

Puede que quede alguien por allí que no la reconozca por el nombre, os recuerdo la historia: Lorena (que, claro, no era Bobbit sino Gallo de apellido, pero al casarse, como es hábito en EEUU dejó su apellido para tomar el de su marido) estaba casada desde 1989 con Jhon Wayne Bobbit, un sujeto que la maltrataba.

El 23 de junio de1993 el soldado Jhon llegó a casa ebrio, la golpeó y la violó. Cuando él se durmió, ella fue a la cocina, tomó un cuchillo y le cortó el pene a su marido. Luego, desesperada, huyó y lanzó el pene por la ventanilla del coche. Se entregó a la policía, dijo donde estaba el miembro amputado y este se recuperó a tiempo para ser reimplantado.

Por si os provoca curiosidad y no habéis sabido más de ellos, Lorena fue condenada a la pena mínima de 45 días en un psiquiátrico por “trastorno temporal” y a una multa que pagó contando su historia en televisión; volvió a vivir con su madre y a su antiguo trabajo de manicurista. El señor Bobbit se hizo actor porno, volvió a operarse para agrandar su pene, fue de plató en plató, se casó 3 veces más (en todos los casos la historia terminó en denuncias por maltratos y divorcio) y ha sido condenado también por atraco y estafa. Aunque obtuvo mucho dinero, lo dilapidó.

Sin enredarme yo en todas las reflexiones que tengo en la cabeza y que me provocan re-narrar esta historia mil veces narrada, os hago sólo una pregunta: ¿Alguien en “el público” sabe de alguna violación, de algún maltrato físico, de alguna ablación o infibulación tan conocida como este caso? ¿Alguien puede recordar un nombre como recordamos el ya mítico apellido Bobbit? ¿No os resulta curioso?

Cuando se agrede a un hombre “allí”, donde parece que muchos han decidido (¡qué latima!) que reside la hombría, su tragedia explota en los medios como si un pene fuese una deidad. La violencia (sexual y de todo tipo) contra las mujeres parece tan normalizada que no es noticia. Basta una nota pequeña en cualquier periódico que se olvida al poco de leída. ¿La olvida ella? ¿Cómo continúa su vida la mujer violada, la que sufre el dolor y la pérdida del acceso al placer hasta que una larga terapia le permite “reimplantarlo” en su historia aunque con cicatrices y marcas?

No banalizo la amputación violenta de ningún órgano, no desprecio el pene, no considero justificable ninguna agresión… intento reflexionar de manera cruda, gráfica, sobre el hecho de que la vulnerabilidad de poseer un cuerpo de mujer está tan aceptada, tan asumida como “natural” que ni siquiera nos sorprende.

En los talleres que dirigía en Secondlife para el grupo "De-generados; reflexión/acción", una de nuestras compañeras dijo: “Cuando camino por la calle y tú, desconocido, me lanzas un piropo, por cortés, gracioso y elegante que sea, haces una evaluación sobre mi belleza (que es LA evaluación sobre nosotras mujeres), evaluación que yo no te he solicitado. No suele ocurrir, en cambio que las mujeres dirijamos a los hombres estas evaluaciones sobre ellos.”

Parece ser que los cuerpos de los hombres (y el espacio público en que se mueven) les pertenecen, los portan “seres racionales de sexo masculino”, como dice la RAE; los de las mujeres no deben moverse en espacios públicos, so pena de hacernos recordar que ni los cuerpos ni los espacios públicos son nuestros, porque sólo somos eso, cuerpos para la satisfacción de los otros cuerpos, los válidos, los completos (aunque sólo sea para los ojos de esos cuerpos válidos).

viernes, 26 de junio de 2009

Del debate sobre el aborto

La ley de interrupción voluntaria del embarazo está dando mucho de que hablar. Desde mi perspectiva, esto tiene siempre un elemento positivo: se escuchan voces, se reflexiona, se elabora un poco más lo que podría ser una posición personal frente al asunto. Sin embargo, el que circulen argumentos retorcidos hasta lo absurdo, no deja de resultarme irritante.

Entre muchas cosas que se le están discutiendo a esta ley desde las filas conservadoras (e incluso dentro de algunas de las consideradas “progres”) destaca el que las chicas de 16 o 17 años puedan abortar sin autorización de su madre o padre. Esto debe quedar claro: pueden decidir abortar o no y pueden hacerlo con o sin autorización. Eso dice la ley. La ley no prohíbe tener un bebé a esa edad ni prohíbe ir a abortar con el consentimiento familiar y acompañada de la familia en pleno si así se decide.

Considerando lo anterior, las protestas y quejas acerca del poco respeto al papel de la familia no debieran hacerse a la ley (que, insisto, no impone descartar la opinión y el apoyo familiar) sino cada padre o madre, hacérsela a sí mism@. No podemos pretender que una ley obligue a nuestr@s hij@s a confiar en nosotr@s, a escuchar nuestros criterios y a sentirse escuchad@s y respetad@s a su vez. Esa hija embarazada, hablará con su madre y/o su padre y tendrá muy en cuenta su opinión si ha aprendido a hacerlo, si sus progenitores han sabido crear ese espacio. No se trata de una banalidad, la chica buscará un apoyo en que confíe.

Hemos leído argumentaciones espeluznantes. Por ejemplo que es una contradicción que se solicite a una chica de 17 años, una autorización de su madre o padre para hacerse un piercing y que, si embargo, no se le solicite para algo mucho más serio y complejo como interrumpir su embarazo. Es, cuando menos curioso. Si esa chica quiere ponerse un piercing en el cuerpo, aún no ha ocurrido nada en concreto: tiene un deseo estético y se exige que antes de someterse a una especie de cirugía menor, hable con sus progenitores (o tutores), lo discuta y se tome una decisión consensuada. Si la respuesta fuera “taxativamente no”, lo peor que pasará con esa muchacha es que tendrá que posponer su deseo de ir con un agujero extra por la vida hasta un año o unos meses más. Se trata de agregar algo, deseado pero no trascendente, a su vida.

La misma chica, si se descubre embarazada, decide que no puede enfrentar la maternidad en sus condiciones y requiere la autorización de sus progenitores para abortar, ya no quiere, simplemente, agregar algo suntuario a su vida. Esa chica quiere solucionar una situación que ya existe y que, de seguir su desarrollo, la cambiará para siempre.

Si su relación con la madre y padre es buena, si confía en ell@s, hablará, pedirá consejo y apoyo y quizás deseche la idea del aborto para cambiarla por la de adopción o por la de convertirse en madre porque se le ofrece la estructura para tener ese bebé y desarrollar una vida propia, muy probablemente más difícil, pero satisfactoria. O tal vez se decida por abortar y su padre y madre, aún cuando no sean sus convicciones, respeten su decisión y le den apoyo.

¿Qué sucederá con esta misma mujer si sus m/padres son estrictamente contrarios al aborto en cualquier situación? ¿si le niegan la autorización?

sábado, 30 de mayo de 2009

Espacio de consultas

Este es el espacio para que dejes tus dudas, preguntas e inquietudes personales sobre tu sexualidad, relaciones erótico amorosas, subjetividad de género, etc.

(Todas las otras entradas del blog han de comentarse en su espacio específico)

La importancia del sexo en la vida

Suele compararse la actividad sexual con la de comer y esta comparación resulta eficiente para muchas cosas. Si por algún motivo, el que sea, dejas de comer un tiempo o comes muy poco, tu apetito disminuye. Esto también ocurre con el sexo: si dejas de practicarlo, tu deseo sexual merma. Comer bien y saludable, te hace bien a nivel físico y psíquico, igual con buen sexo. Sin embargo, hay una diferencia fundamental: sin comer no sobrevives; sin actividad sexual (compartida o en solitario), podemos vivir y hasta ser felices.

Soy consciente de que esta no es la clase de comentario que se espera de una sexóloga, pero me parece importante decirlo porque siento que se hace escaso favor al bienestar de las personas cuando la vida sexual se pone en el centro de la vida ya sea para castigarla o para idealizarla.

Personalmente, prefiero la comparación con cualquier sentido: vista, olfato, oído, etc. El sexo como un sex(t)o sentido integrador. Una persona ciega puede ser perfectamente sana y feliz. En cambio, lo que me cuesta más entender y aceptar (aunque por principio siempre lo respete) es que alguien con perfecto sentido de vista, opte por vendarse los ojos de manera permanente o prolongada con cualquier argumento (es que lo que he visto ha sido horrible; es que así soy auditivamente, táctilmente, etc. más sensible; es que disfrutar de tantos colores y formas es un desorden y moralmente criticable; es que...). Es que terminará por dañar su nervio óptico y no poder ver ni aunque lo desee (o tendrá que hacer demasiados esfuerzos para conseguirlo).

El sexo es una de tantas actividades placenteras en la vida, saludable a todos los niveles, gratificante, etc., pero convertirlo en tarea, en "el tema" o el asunto con que medimos éxitos, es la mejor receta para fastidiarlo. Nadie va por la vida evaluando constantemente su capacidad auditiva, simplemente disfruta, casi sin darse cuenta, del canto de los pájaros, de las voces de personas queridas, de la música y evita ruidos que le irritan o le dañan. ¡Por supuesto si nota pérdidas acude a un especialista! De tanto en tanto, hasta hace un control, pero no se asusta cuando estando en avión, se tapan los oídos. Se dice: "es lógico en estas circunstancias" y sólo consulta si el malestar no desaparece.

A mí no me sobran clientes, en absoluto (la crisis, la crisis, ¡ay!) pero tampoco sobra en el mundo gente feliz e inventar problemas donde no los hay nunca he podido verlo como negocio.

¿Será posible banalizar el sexo para quitarle cargas?