lunes, 25 de agosto de 2014

Otra desde el Face a cuento de la cultura de la violación

He colgado una entrada un poco larga en facebook y, aunque por contexto, necesitaba ponerla allí, me apetece que esté al alcance de quién lee el blog.

Quería compartir una imagen (varias preguntas directas a los hombres sobre sus experiencias cotidianas de expropiacion del cuerpo para sensibilizarlos a las que nosotras vivimos), pero quise introducirla y aquí está el resultado:

Una invitación:
Si eres un hombre que quiere hacer el ejercicio empático de comprender cómo vivmos las mujeres "la cultura de la violación", subproducto del patriarcado; cómo se vive en lo cotidiano ser mujer en un mundo en que el cuerpo que eres no te pertenece, sino pertenece a tus padres, a dios, a tu pareja (o por no considerarlo propiedad de ellos se entiende que es un cuerpo "sin dueño", así que, "del primero que lo vea" y le apetezca jugar un ratito), si eres ese hombre, prepárate para leer con empatía, abre la mente y el corazón.
No leas estas preguntas a la defensiva, buscando la manera de mostrar que tú también sufres en este mundo patriarcal. No necesitas hacerlo, tú lo sabes, nosotras lo sabemos. Sabemos que ser "Hombre", tampoco es fácil, que se te presiona para performar, para teatralizar hasta sentirlos tuyos, naturales, unos derechos y privilegios que esconden privaciones y límites a tu posibilidad de inventarte a ti mismo desde el respeto por tus deseos y necesidades, desde una ética de amor por ti mismo y cada unx de los otros seres que habitan la tierra. Tranquilo, lo sabemos (Particularme, lo sé tan bien como puede llegar a saberlo una persona educada para "Mujer", pero madre -feminista- que educó a un hijo maravilloso en lucha constante por la libertad de ser hombre sin estar agarrotado en la jaula de la masculinidad hegemónica).
Sin embargo, creemos también que deseas crecer y liberarte y que parte importante de eso, pasa porque entiendas las consecuencias de esa socialización que has recibido y te oprime; sus efectos sobre ti mismo, sí, y también sobre aquellas personas que el mundo te enseñó a sentir como "otras", como pertenecientes a la categoría "opuesta" y que también está oprimida y con menos privilegios. Esa categoría en la que te incluyeron cuando naciste y en la que te han ido encajando día tras día de maneras muy sutiles y otras no tanto. Esa de la que no sabes bien cómo escapar porque han intentado convencerte que fuera de ella hay sólo otra: la de mujer, o en su defecto "afeminado". Esa que, te permite moverte en el mundo porque te ha dado herramientas, pero cuyas herramientas son muchas veces filosas y te cortan (y despedazan a otrx) al usarlas. Esa que, si rechazas, te deja desnudo y responsable de inventar un modo nuevo, propio y que será siempre cuestionado por "lxs guardianes del género" que están allí siempre atentxs y vigilantes para decirte que haces mal y castigarte.
Este es sólo un ejercicio de empatía: "¿Y qué cosas viven, sienten, les ocurren día sí y día también debido a tener un cuerpo que entra en la categoría "Mujer"? ¿Cómo podría sentirme yo en situaciones así?" Porque yo (tú, hombre que lee y que intenta empatizar liberándote de tus propios miedos y defensas) no comparto con ellas idéntica socialización patriarcal (que se esfuerza en esculpirnos para ser desiguales), pero comparto con ellas, y todas las personas, la categoría de ser humanx y quiero entender para ser menos parte de esta injusticia y así, ganar también yo, también para mí, la libertad, la alegría, la responsabilidad de la diversidad.
Es absurdo temer que en el esfuerzo de hacer explotar por el aire "la diferencia" entre dos categorías, nos quedaremos con el aburrimiento de ser todxs iguales, desabridxs, sin gracia. Seríamos iguales en derecho (no hablo de leyes, hablo de los derechos de verdad, los que se ejercen cada día y que nos hacen sentir que podemos o no hacer cualquier cosa que hayamos evaluado como "buena" para nosotrxs mismxs sin dañar a nadie). Iguales en derecho, pero llenos de esa diversidad que habría explosionado para no tener un mundo "o rosa o celeste", sino lleno de colores por descubrir en cada interacción con otrx ser humanx.
Vamos, si eres ESE hombre, si quieres serlo, sé valiente y empieza por aquí: observa con atención tus miedos y sus defensas, vélos cuando asoman la cabeza y díles que se estén quietecitos sólo por un momento, al menos, y lee esta preguntas abierto a las otras emociones que te provocan.
Si eres un hombres feliz y contento de pertenecer a la uniformante categoría Hombre y sólo interesado en competir con otros por ser "más hombre" que ellos, ahórrate la lectura, te irritará. Si eres un hombre que ya ha empezado este camino de cuestionamiento, léelo si quieres, claro, pero, seguramente, estas preguntas ya te las habías hecho tú solito.
¡Aupa, valientes! (y no es sorna, yo también fui y soy -y espero seguir siendo- valiente para hacerme mis preguntas cada día y sé que se paga caro y no resulta agradable en lo inmediato, pero también sé que vale la pena)

(Enlace a la imagen que cogí de Gogara):

https://www.facebook.com/gogaratalleres/photos/a.215336785276841.63058.213078195502700/527177114092805/?type=1&theater

lunes, 30 de junio de 2014

Desde el facebook de sexoygenero

Esto es un anuncio del Ministerio del Interior que ha compartido una amiga:

http://www.interior.gob.es/web/servicios-al-ciudadano/seguridad/consejos-para-su-seguridad/prevencion-de-la-violaci%C3%B3n

Esto, una vieja entrada en las imagenes de sexoygenero:

https://www.facebook.com/photo.php?fbid=616150905068075&set=a.469369453079555.130078.469319049751262&type=1&theater


jueves, 29 de mayo de 2014

Otro video "de moda"

Últimamente la televisión, incluso en horario de noticias, comenta sobre ciertos videos “virales”. Ayer, 28 de mayo, en un noticiario, volví a ver el video que compara las reacciones de la gente en una calle en Reino Unido cuando un hombre maltrata a su compañera o cuando es ella quién lo agrede a él.

El video:
http://www.trueactivist.com/this-is-what-happens-when-the-public-sees-a-woman-abusing-a-man/

Dado que en ese noticiario también escuché la misma interpretación que en alguna entrada en Facebook, absolutamente diferente de la que hice yo apenas lo vi, y porque entiendo que esa manera de interpretar el video se está convirtiendo en la lectura hegemónica del mismo (no voy a analizar el por qué; me parece demasiado obvio, aunque no sepa si fue esa o no la intención de lxs creadores del mismo), expongo aquí la mía para ofrecer diversidad, digamos…

Entender la violencia del tipo que sea, requiere entender sus causas. Sólo así podemos actuar ofreciendo a quién la practica, alternativas de acción más deseables. Por supuesto, lo mismo ocurre con la violencia de género.

Cuando decimos “violencia de género”, decimos conductas abusivas, violentas (no sólo físicamente) que tienen su origen en la convicción de que hay sólo un bagaje de conductas posibles si eres hombre y sólo uno si eres mujer. Que, además, no hay más alternativas que ser lo uno o la otra y que para serlo bien, “de verdad”, debes ajustarte a ese bagaje de conductas. Esto produce la posibilidad (y en la práctica no crítica, la obligatoriedad) de actuar o de recibir una acción dentro de una muy determinada y restrictiva gama de conductas. Vale decir, una acción es realizable POR y actúa CONTRA en un solo sentido (el que mandan las categorías de género: masculino/femenino).

¿Por qué actúan como lo hacen las personas que reaccionan en este video cuando ven a una mujer maltratada por su compañero? Porque el sistema sexo y género patriarcal dice/manda que las mujeres somos débiles y subordinadas a los hombres –y de hecho, en un mundo organizado bajo este sistema, lo somos; ¡es para provocar ese efecto que el sistema existe!-

El feminismo se ha ocupado durante años en mostrar que esta “debilidad” de las mujeres es un efecto del sistema y no contribuye a un mundo mejor, justo; que se trata de una producción cultural, una construcción que sostenemos y que podemos y debemos cambiar para beneficio de todas las personas. A día de hoy y como resultado de ese esfuerzo de las feministas, tal vez sin entender profundamente su significado, la gente está más o menos concientizada de que tratar mal a una mujer está mal… e interviene. Y eso es deseable, eso es bueno.

¿Por qué actúan como lo hacen las personas que reaccionan en este video cuando ven a un hombre maltratado por su compañera? Porque el sistema sexo y género patriarcal dice que los hombres son fuertes y deben dirigir no sólo a las mujeres, sino el mundo –y de hecho, en un mundo organizado bajo este sistema, lo son; ¡es para provocar ese efecto que el sistema existe!-.

El feminismo, sostenido especial y casi exclusivamente por mujeres, se ha ocupado poco de los costes que esa idea de fortaleza dicha/mandada para los hombres, tiene sobre ellos. Estábamos demasiado ocupadas en la urgencia de luchar contra los efectos devastadores que esa idea de fortaleza masculina tiene sobre las mujeres en especial y el mundo en general: el medio ambiente, los menores, las personas transgénero, las homosexuales, la paz mundial, la economía, etc. Esto ha cambiado en los últimos años en que se nos han sumado movimientos de hombres feministas más activistas que los de los primeros años (que solían sólo teorizar de manera feminista, pero no ser activistas).

Por eso, las personas que veis en el video, reaccionan como lo hacen ante un hombre que está siendo maltratado: lo ven “débil”, lo ven “feminizado” y el sistema patriarcal les ha enseñado que nada puede ser más risible y ridículo que un hombre que, pareciéndolo para las coordenadas del sistema (parece macho, parece heterosexual porque tiene compañera; si es macho y hetero debiera ser masculino -otro tema que ya he discutido por absurdo, pero en el que no entraré ahora-), se muestra “débil”.
Ví el video y pensé: “Puede que la intención sea buena (tengo alguna dudilla), pero sin más explicación, la interpretación de una cuestión generalizada, naturalizada, sistemática (coherente con el sistema sexo género patriarcal que la produce y reproduce), será analogada a la otra cuestión personal, particular (sin apoyo de ningún sistema porque, lo voy a decir alto y claro, aunque llevemos siglos diciéndolo muchas y algunos: el feminismo no pretende una inversión de roles; no está en nuestro deseo someter a “los hombres”, sino eliminar el sometimiento de las relaciones entre personas)”.

Ese hombre está siendo víctima de violencia de género, sí, pero no por parte de su compañera (que es violenta contra él, sí; ella, a título individual, no sostenida por un sistema: no existe dicho sistema... ¡menos mal!). Él recibe dos violencias: la de su compañera y la de las personas se ríen de la situación que, al romper las lógicas con las que miran el mundo, aún sin ser conscientes de ello, les produce un efecto más fuerte que el de la violencia a la que desearíamos, pusieran atención.

La violencia es violencia y hay que eliminarla.

La violencia de una persona agresiva, que no sabe gestionar sus emociones, requiere un trabajo individual (y como acción inmediata para quien la padece como receptor/a: marcharse, protegerse, denunciar). La violencia que incluso cuesta reconocer y demostrar porque el sistema (el que sea), la sostiene, la naturaliza, la produce y reproduce, requiere un trabajo social (y también uno personal). (Voy a dejar la discusión individual/ social que es muy tramposa, para otro momento; aquí me es funcional, aunque sea una simplificación).

Mi sensación ante el video fue: ¡Necesitamos aún más feminismo! Necesitamos el feminismo, el antipatriarcado, de muchos más hombres que hagan el trabajo que nosotras, las feministas, ya hemos hecho y seguimos haciendo sobre nosotras mismas y sobre el mundo. Hay muchos, están ahí fuera, agrupados, trabajando sobre sí y sobre el mundo. Conozco y admiro a varios de ellos. No es fácil hacer ese trabajo de autoconciencia, no es fácil cuestionarse y cuestionar la sociedad en que vivimos y que sostenemos; hace falta mucho coraje y temple. Uniros a ellos y empezad. Muchas de nosotras os estamos esperando llenas de ilusión.

lunes, 17 de febrero de 2014

A vueltas con el aborto desde una especie de...¿análisis desde una filosofía de género?

Las mujeres parimos y, aunque no somos las “hacedoras de crías”, el impacto simbólico de nuestro –co-dependiente- poder de dar vida, deja a los machos de la especie, “carentes”. Los deja en una posición de yo-no-puedo que les resultó desde el principio de los tiempos, probablemente (y les resulta aún a día de hoy, por no haberlo analizado hasta muy tarde en la historia -como grupo- y, para un grandísimo número de hombres, nunca –como personas-), insoportable.

Para compensar, se han atribuido el poder de dar muerte. Por eso la masculinidad tradicional, aquella no cuestionada, y asumida por herencia social acrítica, ha hecho de los hombres sin conciencia de género, seres empeñados en controlar la vida desde “el lado” en que sienten que se les puso: ellas controlan el darla, nosotros controlamos el quitarla. Y por asociación: ellas controlan mimarla, nosotros controlamos castigarla. Estas, y no las excusas biologicistas, son las causas de la violencia de los hombres: de que se agredan entre ellos desde cuando asumen, inconscientemente, la consigna (“controla la muerte”); de que se expongan, y expongan a otros, a accidentes en actividades de absurdo riesgo; de las guerras; del número de hombres, proporcionalmente gigante frente al número de mujeres, en las cárceles; de que se sientan más inclinados a “disciplinar” a hijas e hijos que a cuidarles y de tantos otros daños a la vida (a la buena vida, a la vida justa y vivible para todxs -que, además, no somos reductibles a estas dos categorías ficticias y que ni siquiera somos sólo lxs humanxs-).

Sin embargo, no hay que confundirse, no es la cultura masculina (esa cultura de la muerte) lo que nos mantiene en esta absurda –y dañina- contraposición, no. Es el hecho de que esa división en una especie de dos sub-culturas: dos sexos, dos géneros (el sistema sexo-género patriarcal) se haya convertido en la verdad hegemónica contra la que tantxs hemos despertado y luchamos porque resulta asfixiante, asesina. Que no sólo los hombres sin conciencia de género, sino también las mujeres sin ella, se hayan creído que esta es “la verdad”, “la naturaleza humana” y, al asumirla como tal, la reproduzcan en su propia cotidianidad al nivel más micro y al más macro de la sociedad.

Si nos empeñamos en seguir creyendo que el poder de dar vida y la responsabilidad y el placer de cuidar de ella, pertenece sólo a las mujeres (contra la más obvia cuestión de que no hay embrión posible sin gametos de macho y hembra), los hombres (como colectivo, porque los hay que están haciendo su trabajo de desarrollo y lo saben ya) no tendrán manera de darse cuenta (de verdad, profundamente) de que poseen ese poder y seguirán empeñados en controlar la muerte. Seguirán sintiendo que, para tener función, necesitan imponer el aborto selectivo o prohibir el aborto por decreto, porque ellos, y no nosotras, tienen, casi como premio de consuelo, el poder de dar muerte y no permitirán que nosotras, las que vivimos el embarazo, aquellas a las que les cambia el cuerpo, las que, bajo esta división absurda de roles somos las encargadas de cuidar, decidamos –solas, en pareja, con la “familia” que hayamos escogido o como sea- dar o no dar la vida. No se tratará nunca de cada vida en sí, sino del hecho de que sientan amenazado el único poder que sienten tener y hagan de todo –lo errado- para recuperarlo, en lugar de asumir (otra vez, lo obvio): que ellos son también dadores de vida, que tienen la capacidad y responsabilidad para cuidarla, mimarla, vivir lo gratificante y lo duro de su desarrollo.

Señor Gallardón, controle usted su vida y su muerte; las vidas y las muertes en cuya creación y desarrollo co-participa (y, por tanto, co-controla si tanto le hace falta sentir que controla algo) directamente y deje a lxs demás hacer lo mismo.